De cojonudos, calzoncillos y zapatillas!

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He estado una semana de vacaciones a caballo entre la sierra madrileña y Logroño, tierra de vinos.

Tras la fulgurante salida de Gunillo de la oficina y mi consecuente depresión post-partida, he disfrutado de los placeres de la comida, del sol y de la vaguería en estado puro.

He hecho el perro como la que más, y nunca mejor dicho, todo el santo día tirada, oiga; He adoptado posturas la mar de singulares en la tumbona de la piscina, y todo para broncear por todos los rincones este cuerpo serrano y que quedaran unas marcas ínfimas, porque en la piscina siempre hay mucho mirón suelto, y demasiado achiqué mi bikini; Y como decía mi abuelita… más vale insinuar que enseñar.

Así que hice lo que se suele hacer en Logroño:

Piscina mañanera y por la tarde, compras en los centros comerciales, y por la noche, la visita obligada a la calle laurel, también conocida como la senda de los elefantes; si eres capaz de entrar en todos los bares y tomarte cortos de cerveza o vino junto con esas deliciosas tapas, entras hecho un toro y sales hecho un elefante, con una trompa que no te tienes ni de pie, si señor!

La senda la puedes hacer a tu gusto, y yo la verdad es que me lo paso pipa, ya me los conozco todos, se los que me gustan y donde se come mejor!!

Los champis, del Soriano, Los pinchos morunos y los calzoncillos del Torrecilla, las patatas bravas de la Taberna de Laurel, los Cojonudos del Simpatía, los bocatitas de jamón con queso de tetilla del Pata Negra, los Bacos de la Taberna de Baco, las Zapatillas del Villa-Rica, los Embuchados y la cerveza de Marihuana del Drunken Duck....

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y así un largo etcétera, pero que os recomiendo encarecidamente que en cuanto tengáis la oportunidad, no dejéis de ir, porque el trato con la gente y la comida, es fabulosa.